KARYNGA

En la obra de Karynga, un sinfín de coloridos monstruos encapsulan las dinámicas y actitudes más representativas de la sociedad contemporánea, una sociedad alienada, estresada y rendida a la incertidumbre. A través de sus obras, hace tangible cualquier emoción mediante el color y las formas, normalmente tensas y retorcidas, mostrando una dicotomía constante entre la angustia y la calma.
La propuesta de karynga retrata el estado de alienación de una sociedad marcada por el estrés, la globalización, el bullicio capitalista y una incipiente epidemia de depresión y ansiedad que el Estado pretende atajar, sin demasiado éxito, por medio de fármacos low cost; un inusual manual costumbrista que ilustra el prolongado colapso de Occidente. Un sinfín de coloridos monstruos estructuran una narrativa donde la sociedad del primer mundo queda retratada por medio de sus dinámicas, actitudes y cotidianidad.
Dicha narración parte con la obra Esnifando en París con el Sistema Nervioso (2008) y se desarrolla hasta nuestros días siguiendo un mismo patrón donde estilos pictóricos como el neoexpresionismo, la abstracción gestual y la figuración post-pop confluyen con el expresionismo abstracto. El objeto tangible deja de tener valor para transformarse en un medio de representación vehicular en el que viajar por las desavenencias del mundo civilizado. En el desarrollo de la performance, a fin de hallar cierto equilibrio entre voluntad crítica e hipocresía mercantil, algunas obras podrían sufrir daños irreversibles; de ahí surge el arte de destrucción, puesta en práctica por medio de viscerales performances donde creación pictórica y destructivismo se dan la mano. Es de este modo que el artista busca dar consistencia a una propuesta que podría definirse en unas pocas palabras: ¡contra la pared, hijo de puta, esto es un atraco!